22.1.14

COLECTIVOS Y NUEVO MUNDO por Montse Gonzalez




Todos en algún momento de nuestras vidas hemos formado parte de algún grupo, colectivo o asociación. Somos enriquecidos en función de lo que nos relacionamos, de lo que ofrecemos, de lo que compartimos. No somos islas separadas, sino arrecifes de coral unidos unos con otros, fuertes, bellos y singulares.

Ahora es tiempo de afinar más lo que hacemos y el porqué de nuestras motivaciones. No hay que aislarse del mundo porque este sea muy deprimente o no nos guste, sino conectar con la verdadera realidad que somos y empezar a vivir desde ahí, transformando lo que hay a nuestro alrededor, hasta llegar a una sociedad de armonía y equilibrio. Es nuestro objetivo y hacia lo que vamos en nuestro desarrollo como esferas de luz en cuerpos de carbono.

Todos necesitamos momentos de recogimiento y de nutrición con nuestro interior, conectando con nuestra fuente, y para ello necesitamos estar solos. Es un viaje personal y privado. Pero después llega el tiempo de ofrecer eso, de llevarlo al mundo, de permitir que nuestra personalidad mute y se amplifique, albergando más aspectos y percepciones de uno mismo. Pero no confundamos esto con vivir separados del mundo. Todo tiene su tiempo. Hay un tiempo de soledad y un tiempo de compartir. No se puede vivir aislado sin relacionarnos con nadie ni desbocados llenando nuestra agenda de miles de compromisos y teniendo miles de amigos para evitar sentirnos a nosotros mismos. El camino del medio siempre es el más adecuado.

Cuando profundizamos y vivimos nuestra privacidad muchas veces existe una confusión generada por el ego de reservar eso a nuestros momentos “privados” y no incluirlo como un elemento de enriquecimiento para nuestra vida “pública”. Todo lo vivido en momentos de interiorización ha de transformar, enriquecer y amplificar nuestra conciencia presente, nuestra forma de estar en el mundo, de vivir nuestra vida y relacionarnos con todo y todos. Por esto, en este tiempo de disolución de los velos, es requerida la conexión con nuestro ser interno, con nuestra verdad, y así a cada uno se le mostrará su camino personal, y no porque alguien se lo diga, sino porque lo verá con sus propios ojos, sintiéndolo como una certeza en su interior..

Es un momento de gran riqueza y expansión. Todas las luces empiezan a encenderse y cada uno empieza a emitir el brillo que siempre ha sido. Es un tiempo de iluminación, porque la oscuridad se disuelve al haber cumplido su objetivo. Es como jugar al laberinto, necesitamos paredes, calles sin salida, esquinas cerradas. Todo es una carrera de obstáculos. Al llegar al centro, ya no necesitas los obstáculos, los muros caen, los ángulos se disuelven, las trampas desaparecen, porque a pesar de todo, has seguido adelante, saltando miedos y superando limitaciones, hasta llegar al final. Estás en el centro del laberinto, y el entorno se ha transformado. Tu alrededor empieza a vibrar como si estuvieras en un portal de tiempo, y la luz lo invade todo. Estas siendo propulsado a otra dimensión, a otra percepción, a otro mundo, en el mismo espacio físico, pero en una frecuencia distinta. Es la nueva tierra.

Aquí existe otra forma de vivir, de estar, de reaccionar, de sentir. Todo es mas completo, mas entero, más real. Te das cuenta que lo anterior ya te empezaba a ir pequeño, te tiraban las costuras, te sentías encogido en ocasiones, como un poco aprisionado.

Ahora respiras con toda tu capacidad, hueles el aire, sientes el frescor, la fragancia, el espacio a tu alrededor. Todo esta lleno, pero no te agobia. Te vivifica. Te expande. Te llena de alegría.  Te das cuenta que tus células reconocen ese estado, aunque no tienes recuerdo consciente de haberlo vivido con anterioridad. Sólo sientes que estas como más entero, más a gusto, más en casa, más natural. Y desde aquí al infinito…
Se abren miles de opciones, formas y maneras de expresarte como ser creativo individual y ofrecer tu singularidad a todos lo que hay a tu alrededor. Todo te llena y te reafirma. Te sientes pleno expresándote y ofreciendo la luz del amor que eres en un sinfín de formas, colores y maneras.
En ocasiones eliges ponerte el traje de boy scout y echar una mano a los que aun no están en ese lugar, les ayudas en la manera que ellos lo permiten, a apartar un poco mas ese velo que antes también te tapaba a ti.
Puedes moverte entre las dimensiones y crear focos de luz en zonas menos iluminadas. Ya vives en varios mundos al mismo tiempo, puedes ir alternando entre ellos. Es el humano empoderado.
Entre todos estamos creando esa nueva realidad, y va a ir tomando forma física en la medida que cada uno realice su trabajo de corazón, lo que ama, lo que siente, lo que desea.
Cada uno encuentra su “misión” en lo que mas le llena y ofreciéndola se enriquece y enriquece al mundo. Es labor de todos, individual y conjunta.
Nuestro interior nos dirá cuando es tiempo de una cosa y cuando de la otra, si nos abrimos a escuchar sus señales.

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