26.8.12

Amar a un ser humano

Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente

Es disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas…

Es contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos.

Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente.

Es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa.

Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente.

Es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconsciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni siquiera en sí mismo…

Es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la vida.

Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto.

Es aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla…

Es ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado

Es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo…

Es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo, a su manera; apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas…

Es valorarlo por ser quien es, no por como tú desearías que fuera…

Es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas, más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano

Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente

Es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables...

Permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable...

Es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas...

Es expresar tus ideas sin pretender  convencerlo de que son correctas...

Es disfrutar del privilegio de ser tú mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas...

Es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, "este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto... si tú quieres recibirlo

Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal

Es creer en él cuando duda de sí mismo, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha...

Es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.

Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita.

Es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea...

Es agradecerle a la vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero...

Es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne

Es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.

Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas

A través de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas...

Es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce…

Es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior...

Es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo...

Es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría...

Es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios límites y mantenerlos firmemente...

Es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquellos que consideras tus derechos personales...

Es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo...

Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo...

Es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.

Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona...

Es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada "ser humano", de la cual tú formas parte...

Es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones...

Apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos.

Amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad...

Es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, es amarte a ti mismo y

sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.

Autor Desconocido

"El Final del Drama de su Vida". Eckhart Tolle.


En ese estado de aceptación y de paz interior, aunque no pueda llamarse "mal", ¿podría llegar algo a la vida de lo que se llama "mal" desde una perspectiva de conciencia ordinaria?

La mayoría de las llamadas cosas malas que ocurren en la vida de las personas se deben a la inconsciencia. Son creadas por uno mismo, o más bien creadas por el ego. A veces me refiero a esas cosas como "drama". Cuando usted es plenamente consciente, el drama ya no viene a su vida. Déjeme recordarle brevemente cómo opera el ego y cómo crea el drama.

El ego es la mente no observada que gobierna su vida cuando usted no está presente como la conciencia testigo, como el que observa. El ego se percibe a sí mismo como un fragmento separado en un universo hostil, sin conexión real interior con ningún otro ser, rodeado de otros egos que, o bien ve como una amenaza potencial o que intentará usar para sus propios fines. Los patrones básicos del ego están diseñados para combatir su propio miedo y su sensación de carencia, que están profundamente arraigados. Son la resistencia, el control, el poder, la codicia, la defensa, el ataque. Algunas de las estrategias del ego son extremadamente inteligentes, pero nunca resuelven verdaderamente ninguno de sus problemas, simplemente porque el ego mismo es el problema.

Cuando los egos se juntan, sea en las relaciones personales o en las organizaciones o instituciones, ocurren cosas "malas" tarde o temprano: drama de un tipo u otro, en forma de conflicto, problemas, luchas de poder, violencia física o emocional, etcétera. Esto incluye males colectivos tales como la guerra, el genocidio y la explotación, todos debidos a la inconsciencia masificada. Más aún, muchos tipos de enfermedades son causados por la resistencia continua del ego, que produce restricciones y bloqueos en el flujo de energía que circula por el cuerpo.
Cuando usted se vuelve a conectar con el ser y no está ya dominado por su mente, deja de crear esas cosas. Ya no crea o participa en el drama.

Siempre que dos o más egos se juntan, sigue el drama de uno u otro tipo. Pero incluso si usted vive totalmente solo, puede crear su propio drama. Cuando usted siente pesar de usted mismo, hay drama. Cuando se siente culpable o ansioso, crea drama. Cuando permite que el pasado o el futuro oscurezcan el presente, usted está creando tiempo, tiempo psicológico, el material del que está hecho el drama. Siempre que usted no está honrando el momento presente permitiéndole ser, usted está creando drama.

La mayoría de las personas están enamoradas del drama particular de su vida. Su historia es su identidad. El ego gobierna su vida. Tienen todo su sentido de ser invertido en él. Incluso su búsqueda -habitualmente sin éxito- de una respuesta, de una solución o de curación forma parte de él. Lo que más temen y se resisten a aceptar es el fin de su drama. Mientras sean su mente, lo que más temen y a lo que más se resisten es a su despertar.

Cuando usted vive en una aceptación completa de lo que es, ese es el final de todo drama en su vida. Nadie puede tener siquiera una discusión con usted, no importa cuánto lo intente. Usted no puede discutir con una persona completamente consciente. Una discusión implica identificación con su mente y una posición mental, así como resistencia y reacción a la posición de la otra persona. El resultado es que los polos opuestos se energizan mutuamente. Esa es la mecánica de la inconsciencia. Usted puede todavía establecer su punto de vista clara y firmemente, pero no habrá fuerza reactiva tras ella, ni defensa o ataque. Por ello, no se convertirá en drama. Cuando usted es completamente consciente, deja de estar en conflicto. "Nadie que está en unión consigo mismo puede siquiera concebir el conflicto", afirma Un Curso sobre Milagros. Esto se refiere no sólo al conflicto con las demás personas sino más fundamentalmente al conflicto consigo mismo, que cesa cuando ya no hay ningún choque entre las demandas y expectativas de su mente y lo que es.

Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".