31.10.13

 Un articulo muy interesante.....

LAS VIDAS PARALELAS. “APODERÁNDONOS” DE LA EMOCIÓN.


Mª Carmen Ortega Molina
 
El tema que voy a tocar en este nuevo trabajo no es un tema fácil de comprender. También sé que no es fácil de aceptar por muchas personas que aún no estén llevando un  trabajo de autoconocimiento,  hacia dentro.
De hecho me consta que muchas personas que siguen proyectando su Sombra hacia fuera, hacia los demás, lo rechazan de antemano;  pero como para mí fue tremendamente  liberador,  a la hora de añadir un elemento muy clarificador a mi mente,  para poder manejarme con maestría en la difícil integración  de las emociones, trataré de exponerlo para esas personas que sé, que será una pieza del puzzle muy clarificadora en su trabajo interior de Liberación.

Por supuesto para llegar a la conciencia que posibilite la integración de las emociones (y la integración de las emociones es todo lo contrario a la proyección de ellas), la persona tiene que haber llegado a la conciencia de su responsabilidad como creadora de sus circunstancias vitales. Es decir, este trabajo es incompatible con la conciencia de víctima.
Ahora se trata de la conciencia de que somos creadores. De hecho creamos en base a las elecciones que vamos realizando a lo largo del Camino, lo sepamos o no. Y las emociones son el sistema de contraste que nos permiten elegir lo que queremos en nuestra vida y lo que no.

Ese es nuestro derecho y poder como co-creadores. Lo que ocurre es que al principio del despertar, nos encontramos con el desconcierto de los malestares primeros de diversa etiología y con unas memorias celulares “petrificadas”, que tenemos que ir iluminando y diluyendo una por una, con su consiguiente tribulación previa cuando emergen y su posterior proceso de Alquimia.

Cuando nuestro  proceso de autoconocimiento está avanzado y hemos conseguido sacar a la luz muchas de nuestros aspectos Sombras, los hemos identificado por la emoción que nos produce y de una manera automática ya estamos bastante atentos a ellas cuando emergen, es en esa Presencia, de Presente, de Ahora, en donde las podemos neutralizar. Por supuesto PERMITIÉNDOLAS  sin rechazar ninguna. Esto no quiere decir que nos tengamos que enzarzar en el “drama”, sino que nosotros las recogemos con aceptación y respeto dándoles su lugar en nuestro interior.

Aquí es en dónde puede presentarse la dificultad. Muchas personas me comentan la incapacidad que tienen de manejarse con las emociones sin reaccionar o sin sentir un cierto rechazo por tener esa emoción- reacción. Con lo cual con ese sutil rechazo ya están alimentando la vieja dinámica impidiendo la integración real, que sólo puede producirse cuando no hay auto-juicios.

Reconozco que cuando esta nueva perspectiva, que expondré seguidamente, vino a mi conciencia, para mí fue muy liberadora  porque ya no se trataba tanto de mi reacción y del trabajo que estaba haciendo permaneciendo atenta a la emoción y al “drama” externo que la había activado, sino que además añadía un importantísimo ingrediente a tener en cuenta: realmente lo que se activaba era un circuito neurobioquímico adictivo localizado  físicamente en mi cuerpo, de manera concreta, material, celular… procurándose su correspondiente dosis de péptidos. Así de simple y así de sorprendente.
Así que a esa atención de observador consciente, se añadió un nuevo punto de vista más liberador que me permitía identificar el “circuito neurobioquímico” que se activaba en cada momento sin rechazar nada y sin juzgar nada, de una manera más desapegada.

 Era como si mi observador interno ampliara su visión de que el “drama” que se desarrollaba, se debía a la demanda adictiva de un circuito neurobioquímico que tenía “vida” por sí mismo y que de cuando en cuando necesitaba su “dosis” y creaba externamente las circunstancias que le procurasen su “chute” de péptidos. Esto fue muy liberador porque me permitía ser más imparcial con lo que estaba sintiendo y desarrollándose dentro y fuera de mí y  estar aún más PRESENTE para poder abrazarlo,  sin esa resistencia sutil, e integrarlo progresivamente.

Los circuitos neurobioquímicos no se disuelven de golpe, sino que necesitan un trabajo de atención y aceptación hasta que estén integrados. Lo que se llama: “apoderarse de la emoción”. Esto lleva su tiempo pues están muy petrificadas por la repetición circular inconsciente durante mucho, mucho tiempo. Lo que hace que tengan una inercia muy fuerte que hay que tener en cuenta y no debemos menospreciar. Cuando pensamos que nos hemos liberado de ellos… vuelven a salir con fiereza, desconcertándonos cuando más tranquilos estábamos.

Encima, como unos circuitos emocionales están enredados con otros, cuando unos se activan, se activan los otros… produciéndose en muchas ocasiones esos momentos de caos en los que quedamos inundados por la emoción.

Lo importante en esas ocasiones es volver cuanto antes a nuestro Centro y desde ahí dejar que se vayan “posando las aguas”. Para ello, es importante recordar, para “no clavarnos puñales”,  que lo único que hacen es darle más fuerza a los “circuitos”,  que no hemos sido nosotros, sino nuestros viejos circuitos neurobioquímicos los que se han puesto en marcha automáticamente para chupar su correspondiente dosis.

También muchas personas piensan que manteniendo a raya  los “circuitos”, reprimiéndolos o negándolos,  se van a librar de ellos. Eso es algo totalmente erróneo, puesto que se trata de memorias celulares del pasado, que están coaguladas literalmente en nuestras carnes (bioquímica) y hasta que no estén todas expuestas a la luz y transmutadas, van a seguir atrayendo a las personas y circunstancias que les provean de las necesarias sustancias químicas que necesitan para vivir en esa Sombra, saliendo de cuando en cuando,  pillándonos desprevenidos.

Las emociones proceden del pasado. Las aprendimos con nuestras  experiencias del pasado, pero ese pasado lo estamos actualizando constantemente en nuestra vida del presente, hasta que no nos “apoderamos” de ellas.

Estas memorias tienen que emerger para poder ser reconocidas e integradas, así que es mejor tomar esas “puestas en escena” emocional, como oportunidades para integrarlas en el AHORA del momento en que se presenten. No pueden integrarse en ningún otro momento.

La toma de conciencia de la mecánica autómata- adictiva que tienen las viejas “redes” emocionales, no sólo hace que tengamos  más compasión por nosotros mismos, sino también comprender compasivamente a los demás en sus dinámicas emocionales.

Personalmente este entendimiento me llevó a una conciencia más liberadora. Es como poder percibir el “drama” con más claridad y más desapego. Y también tener más discernimiento a la hora de ELEGIR.

Realmente TODOS SOMOS INOCENTES. La Humanidad  está envuelta en este enredo emocional adictivo… y no lo sabe.

Hace unos años leí el libro VIDAS PARALELAS  de Ramtha que dejó en mi conciencia el ingrediente liberador del que  he hablado antes. En aquel momento me pareció tan interesante la dinámica adictiva de las emociones, que hice la siguiente síntesis de su lectura. Desde entonces, no sólo lo he tenido muy presente en mi vida, sino que he constado experimentalmente esta dinámica con el discernimiento consciente del motivo ulterior de activación de mis propios “circuitos” adictivos y también el motivo ulterior de activación de los “circuitos” de las otras personas.

Es tremendamente liberador  ver las cosas desde esta nueva perspectiva…

Voy a tratar de explicar lo que he entendido del libro VIDAS PARALELAS DE RAMTHA.

Es muy complejo y bastante abstracto, mezcla la física de la partícula cuántica, con las vidas paralelas, con los circuitos bioquímicos y con la adicción emocional que nos lleva a un “pico” de satisfacción dentro del circuito emocional repetitivo,  que Ramtha denomina: CLIMAX EMOCIONAL.

Ramtha dice que no podemos hacer un cambio real del estado cuántico que tenemos, moviéndonos de “materia a materia”, es decir en la tercera dimensión. Podemos cambiar de lugar, de personas, de situaciones, de trabajo, de relaciones…etc. Pero realmente no hemos cambiado nada, seguiremos en el mismo estado cuántico del principio.

Sin embargo, cuando tomamos conciencia de la emoción y nos “apoderamos” de ella, es cuando realmente cambiamos el estado cuántico que teníamos inicialmente por otro estado cuántico.

 Ese cambio de un estado cuántico a otro, sería a nivel física cuántica, como la fluctuación de la partícula desde el espacio no manifiesto o implícito (puede ser de otra vida paralela, o vacío infinito). Llegaría el momento en que esa partícula podría quedar coagulada en el espacio manifiesto o explícito, de manera más permanente o mejor dicho sin grandes fluctuaciones.

Resulta que la emoción, cuando no nos hemos apoderado de ella, es una adicción, que necesita su climax. Hasta tal punto que  necesitamos a los demás para nuestros climax emocionales, y ellos nos necesitan a nosotros para los suyos.

Un climax emocional, es recurrente, es el circuito bioquímico que necesita una y otra vez su sustancias-péptidos, “drogas”.

Cualquier emoción tiene su “pico”,  climax emocional, como puede ser la ira, los celos, la envidia, la frustración, la depresión, la impotencia, el control, el “cuidar” a los demás, la queja,  la duda, la dependencia…etc…Todas las emociones que sustentan la “imagen”  o personalidad, son adicciones  que se disparan  inconscientemente cuando necesitan  su dosis.

Externamente y de manera simultánea, nos aparecen las situaciones, las personas  y dinámicas en las relaciones con ellas, que actúan como activadores (catalizadores) de la dinámica de nuestro  viejo circuito emocional (que corresponde a ese estado cuántico que tenemos en ese momento), para así conseguir la consecuente “autodroga”.

Nos aparecen así, en nuestra vida, porque ese es nuestro espacio cuántico, y ellas están ahí porque siguen la ley de nuestro estado cuántico que nosotros hemos creado y le damos vida una y otra vez.
No se trata de ellos realmente…se trata todo el tiempo de nosotros. Esto es muy fuerte de aceptar…pero es así.

Cuando trabajo sobre una emoción para “apoderarme” de ella, empiezo a fluctuar a otro estado cuántico, que sería lo mismo que decir, empiezo a adentrarme en otra vida paralela.

Cuando he logrado “apoderarme” de esa emoción,  paso totalmente a otra vida paralela, y por consiguiente, las personas, situaciones, cosas…del estado cuántico anterior, ya no aparecerán en ella con las viejas dinámicas adictivas. Es imposible, por incompatibilidad de “frecuencias”.

Hasta el cuerpo cambia atómicamente al nuevo estado cuántico, adaptándose a la nueva vida paralela, porque el cuerpo está hecho también de partículas cuánticas. Por eso, las molestias que solemos tener de cuando en cuando, como dolores de cabeza, algo más nerviosos, o quizás más cansados…o tal vez algo caóticos…es fruto de esas modificaciones atómicas que tiene el propio cuerpo y todos sus órganos, para adaptarse a la nueva vibración. Esto se realiza a través de la liberación del fuego del núcleo de nuestros átomos o energía Kundalini.

Esto sería lo mismo que trabajar para desactivar el viejo circuito neuronal y a la vez ir creando el nuevo circuito, que corresponda a la nueva vida paralela.

Las vidas paralelas son los escalones en la espiral que hay que subir para alcanzar nuestra liberación, al apoderarnos de las emociones que van tomando protagonismo en cada una de ellas.

 Así que, echando un vistazo a la propia experiencia para ver la teoría sobre el terreno práctico, aunque esto es mucho más vasto y sutil de lo que pueda escribir…este trabajo necesita de una atención constante y un autoconocimiento sincero, que no se puede explicar…sólo se puede hacer…hay demasiados matices emocionales, enredados unos con otros, a veces opuestos, a veces solapados…que se necesita de gran claridad, disciplina, intención y atención, para desenmarañar la enredada madeja.

Ramtha dice que lo realizaríamos más rápido, si este trabajo interior, fuese nuestro “pensamiento común”. Es decir, no un trabajo de cuando en cuando, sino una constante de nuestra experiencia cotidiana.

Bien, pues por ejemplo, si yo, después de ir pasando de una vida paralela a otra, en función de mi trabajo interior con mis propias emociones, llego a un punto en que me encuentro con una serie de emociones recurrentes, que ya no sé cómo trabajar…me puedo ir a otro lugar, pero el estado cuántico “problemático” sigue en mí y por tanto sigue emitiendo esa misma “frecuencia” cuántica.

Sí, el hecho de trasladarnos a otro lugar puede servirnos para recopilar nuevas fuerzas, espacio y distancia, para meditar y reflexionar, y para recabar nuevo entendimiento.  Con lo cual, tengo una nueva herramienta para identificar mejor las emociones adictivas y sus motivos ulteriores (que son siempre falta de amor por nosotros mismos) y acto seguido trabajar sobre ellas, pero no de manera intelectual, sino cuando éstas se presenten en la experiencia; porque es así cuando yo puedo acceder a otro estado cuántico, o vida paralela: en el AHORA del momento en el que se está presentando esa emoción.

En la medida que tengo más poder sobre ella y la puedo sentir sin negarla, sin evadirme de ella, sin juzgarla y desde el OBSERVADOR, PUNTO CERO, O MOMENTO PRESENTE, EL AHORA, simplemente estando PRESENTE en lo que SIENTO, observándola. El Observador va neutralizando la emoción y pasando a un nuevo estado a través de ÉL, como si Él fuera un “agujero de gusano” hacia otra vida paralela. No existe mayor AMOR por nosotros mismos que ese OBSERVADOR que abraza absolutamente todo lo que observa.

Así pues, las emociones de rechazo, de juicio, de crítica, también son adicciones, también necesitan su climax. La necesidad de “cuidar” a los demás, la necesidad de complacer las demandas de los demás, igualmente precisa su correspondiente climax.

La adicción  emocional es mucho más variada y confusa de lo que podemos pensar; por ejemplo: cada vez que yo siento agobio por una situación, es un climax adictivo, cada vez que yo me siento culpable, es un climax adictivo, cada vez que yo me siento impotente, es un climax adictivo, cada vez que me siento frustrada, es un climax adictivo, cada vez que me siento triste, es un climax adictivo, cada vez que siento un juicio hacia alguien o algo, es un climax adictivo, cada vez que me siento dependiente de otros, es un climax adictivo, cada vez que me comparo con otros, es un clímax  adictivo, cada vez que quiero tener razón o controlar, es un climax adictivo, cada vez que rechazo las actitudes de otros, es un climax adictivo, y trato de huir de escaparme de ellos,  es un climax adictivo (sería como evadirme para no sentir esas emociones que otros me provocan  sentir, la misma evasión es un climax adictivo, con lo cual no me sitúo en el Presente para poder sentirlas desde el OBSERVADOR QUE NO JUZGA y que puede trasladarte a otra vida paralela…

En fin, que tomé conciencia de la existencia de una infinidad de “climax” adictivos que nos atan al viejo estado cuántico si no nos apoderamos de la emoción.

Porque si sigo identificándome con esos climax les sigo dando el poder…y si lucho  contra ellos y no los quiero reconocer y sentir…les sigo dando poder…y me sigo “atando” a las mismas circunstancias…una y otra vez…

¿Cómo salgo de ellos? Pues tomando conciencia de ellos y observarlos, sintiéndolos en el momento en que se producen. No intelectualmente, sino cuando están activando sus circuitos en el AHORA.

No es nada fácil, cualquier trabajador de su mundo cuántico lo sabe por experiencia, pero no queda otro remedio que hacerlo. Lo bueno es que aunque parezca que no nos vamos a apoderar de ellos nunca, no es así. Al cabo del tiempo nos damos cuenta de que nuestra progresiva maestría y nuestro OBSERVADOR, están cada vez más PRESENTES, dándonos esos espacios, cada vez más largos, de remanso y paz, que para nosotros son de incalculable valor.

Así que, por ejemplo, cuando estoy en medio del “ojo del huracán” de un pico emocional recurrente y dramático, tengo que hacer el gran esfuerzo de atención para no perder mi centro; cuando me veo arrastrada por  el otro protagonista de la situación (que también está demandando su consiguiente “climax” a través de mí) intento no perder mi Centro y sentir toda la gama emocional que emerge, pero con el desapego liberador del Observador.

Si caigo, si reacciono, no pasa nada, lo importante es que salga cuanto antes de ese estado reactivo y vuelva a mi Centro. Así el circuito bioquímico emocional que me saca de mi estado de Presencia va perdiendo su fuerza energética progresivamente. Fuerza que va reconduciéndose proporcionalmente a través del Poder de la atención, a su Legítimo Dueño: nuestro SER.

Sólo cuando yo me haya apoderado de mis  emociones totalmente, las personas y las situaciones que no se adaptan a la nueva situación cuántica mía, desaparecerán de mi vida o tendrán que hacer su propio cambio y reajuste para poder estar en mi nueva “frecuencia”, porque yo habré pasado a otra vida paralela en dónde esas “partículas” no pueden estar de la vieja forma cuántica…y aparecerán otras personas y otras situaciones acordes a mi nuevo estado cuántico…porque YO SOY EL QUE YO SOY en cada momento…CREADOR SOBERANO DE MI VIDA…y eso lo voy reconquistando  conforme voy haciendo CONOCIDO LO DESCONOCIDO.


Y para finalizar, como reflexión personal, añadir que no tenemos otro medio de liberarnos si no es “apoderándonos” de las emociones. Cada vez que avanzamos en este proceso de “apoderamiento” tenemos mayor claridad para tomar decisiones de manera libre, sin estar bajo el influjo de la red neurobioquímica. También esto nos permite conocer más a los demás y decir: NO, cuando tengamos que decirlo y poner límites cuando tengamos que hacerlo. Pues ahora sabemos, que realmente a quien se dice NO, es a un “circuito” emocional demandando su climax. De otro modo, ni nos hacemos un favor a nosotros mismos, ni a los que participan con nosotros en la retroalimentación bioquímica del mismo. Antes de tener conciencia de esta dinámica adictiva, cuando decíamos: NO, nos dejaba una sensación de culpa. Y ya sabemos que también la culpa tiene su climax emocional recurrente.

Y por supuesto este “apoderamiento” emocional nos permite desarrollar nuestro pensamiento crítico, discriminativo, que nos posibilita tomar elecciones basadas en mayores verdades.

Cuanta más liberación, más podemos elegir y actuar hacia los demás con verdadero AMOR, ese que no está bajo los dictados de los motivos ulteriores de los mutuos climax neurobioquímos.

Es el mayor servicio que podemos hacer por nosotros mismos y en consecuencia por los demás, porque es entonces, cuando el Espíritu puede expresarse sin los condicionamientos adictivos de las “redes” encarnadas y condicionadas por la “máscara” o personalidad.

En este “apoderamiento” emocional impera la máxima: LA VERDAD OS HARÁ LIBRES.

De otra manera resulta triste que las personas se vayan de esta vida sin conocer esta dinámica adictiva y sin saber que han vivido bajo el imperio de un “saco” de químicos sin resolver, porque sólo se puede solventar esto estando en un cuerpo físico en esta dimensión física. Lo que algunas tradiciones espirituales han denominado: LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE. O lo que es lo mismo: LA INTEGRACIÓN Y TRANSMUTACIÓN DE TODAS LAS MEMORIAS CELULARES CON SUS CORRESPONDIENTES CIRCUITOS BIOQUÍMICOS.

¡Cómo para no tener compasión por el género humano  y  tomar la determinación de hacer nuestro personal e intransferible “trabajo”!. Trabajo que por otra parte, no podemos hacer en ningún otro.

Espero y deseo que lo escrito haya aportado un punto de clarificación liberador que facilite el fluir a través de los diversos “estados cuánticos” de la Vida.

María del Carmen Ortega Molina

30.10.13

El Universo Trabaja con Ustedes
Un mensaje del Arcángel Uriel canalizado por Jennifer Hoffman
23 de octubre del 2013
 
Traducción: Fara González López
Edición y Difusión: El Manantial del Caduceo
www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
https://www.facebook.com/ManantialCaduceo

¿Saben que el universo trabaja con ustedes y no para ustedes? No es posible que el Universo les de algo que ustedes no quieran o que cree situaciones que ustedes no hayan energizado previamente en alguna parte de su realidad.  La energía Universal no crea algo de la nada.  Ella solo crea aquello para lo cual ya ustedes han establecido un espacio energético a través de su intención consciente o inconsciente.
Tan pronto ustedes hayan definido la intención, establecen las vibraciones que crean la realidad. Entender esto es la clave para manifestar todo en la vida porque así es cómo todo se manifiesta.  Y si la intención es consciente o inconsciente no es importante, para el Universo es igual, el cual los ve como infinitamente poderosos, sabios y actuando siempre en el marco de su bien mayor.
Cuando ustedes oran a Dios, o a la Fuente , ‘para arreglar este problema` el Universo es incapaz de responderles porque ustedes no han creado nada, no hay intención, y no hay nada que arreglar porque no hay problema. El Universo sabe eso, sea consciente o inconscientemente, ustedes crearon la situación que ustedes ven como un problema.. 
Y ustedes deben crear la solución al energizar la posibilidad para que esté presente un nuevo aspecto de su realidad. Ustedes pueden pedir ayuda porque sienten que el Universo es mucho más sabio que ustedes, pero eso también es una falacia. Ustedes tienen toda la sabiduría y el conocimiento del Universo a su disposición y su habilidad para utilizarlo está limitada solamente por sus creencias de que el Universo es más sabio, más poderoso, más perceptivo del potencial de ustedes y de lo que es mejor para ustedes, de lo que ustedes son.
Es por eso que es importante que se recuerden a sí mismos como una parte igual de la Fuente o del Universo, como un cocreador de su realidad en una divina asociación que existe para facilitar la reconexión de ustedes a su origen divino. Ustedes son tan poderosos que crean con cada pensamiento y palabra - ¿qué están creando en este momento? ¿Están conscientes de lo que están pidiendo? 
También es importante en este tiempo, que ustedes entiendan cómo es que ustedes crearon lo que ven como dificultades en sus vidas para que puedan alterar las creencias y percepciones que son la base de aquellas situaciones. Si no dan este paso entonces cada nueva realidad reflejará esas creencias, hasta que ustedes las cambien.
Los milagros no son un proceso a través del cual el Universo crea algo que ustedes nunca soñaron que fuera posible. El Universo no crea milagros para ustedes – ustedes los crean para sí mismos al cambiar la energía y facilitar las diferentes percepciones de su realidad. Ellas reflejan su fe y confianza, un momento en el cual ustedes se proponen crear una nueva realidad, sin temor, expectativas o juicio. Ustedes pueden recibir solo aquello que piden, creen que merecen, y saben que existe en su campo de posibilidades.  
Al manifestar su realidad recuerden que ésta es creada a partir de sus creencias, percepciones, pensamientos y palabras.  La ayuda siempre está disponible una vez que ustedes entiendan que el Universo trabaja con ustedes para crear milagros en sus vidas y que los problemas se resuelven cuando ustedes entienden la fuente de los mismos (la cuál son ustedes), reconocen las lecciones de estos y la información que ellos tienen para ustedes, y están dispuestos a crear una solución que refleje un nivel superior de entendimiento y de amor a uno mismo.
Derechos de autor © 2013 por Jennifer Hoffman. Todos los derechos reservados. Pueden citar, traducir, reimprimir o referirse a este mensaje siempre y cuando mencionen el nombre de la autora e incluyan un vínculo de trabajo a http://enlighteninglife.com

24.10.13



La relación especial. Articulo de Kennet Wapnick sobre Un Curso de Milagros

Son las distorsiones que introducimos en nuestras relaciones interpersonales lo que constituye el foco principal del Curso. Al sentir que somos muy vulnerables recurrimos a otros en busca de apoyo y los explotamos para satisfacer nuestras necesidades. Es este nivel de distorsión, que el Curso llama la “relación especial”, lo que se convierte en el aliado más poderoso del ego. Esta relación niega nuestra necesidad de Dios y la sustituye por la necesidad de gente especial y de cosas especiales. La relación especial descansa sobre la suposición de que hay
algo carente en nosotros; una necesidad especial que creemos tener y que debe satisfacerse si queremos ser felices.

El ego ve las relaciones únicamente en estos términos y en vista de esto la función de los demás se convierte en la de satisfacer las necesidades que experimentamos. Nuestra culpa hace que nos sintamos despojados, de modo que el “principio de escasez” gobierna nuestras vidas. Este principio es el sustituto del ego para la ley de abundancia de Dios. Al perder de vista nuestra verdadera plenitud en Dios, buscamos una falsa sensación de unidad en relaciones distorsionadas con los demás. Nos sentimos atraídos por aquellos que parece que mejor llenan nuestras necesidades y ellos, a su vez, se sienten atraídos por nosotros por la misma razón. Así, el hombre que quiere el amor y la protección de una madre es probable que se sienta atraído por una mujer que necesita servir de madre y proteger a un hombre.

Esta clase de mutua satisfacción de necesidades es lo que el mundo generalmente llama amor y desde el punto de vista del ego provee la base para “un matrimonio hecho en el cielo”. En verdad, sin embargo, tal relación de amor especial se fundamenta en nuestra percepción egocéntrica de la capacidad de la otra persona para darnos lo que creemos que nos falta. Esto es, por lo tanto, solamente una ilusión de amor y nada más que un velo de odio, ya que el mismo se basa en el odio a nosotros mismo que produce la culpa. Los objetos de nuestro “amor” se convierten en símbolos de este odio, pues en ellos vemos inconscientemente nuestra propia debilidad y nuestras propias faltas lo mismo que ellos las ven en nosotros. En esto radica la causa real de la ambivalencia que parece ser una parte inevitable de la mayoría de las relaciones interpersonales.
La relación especial no tiene nada en común con el verdadero amor, aunque el ego no ve ninguna diferencia entre ellos. La relación especial siempre está basada en la exclusión, mientras que el amor real, por necesidad, descansa sobre la inclusión. De hecho, la relación especial de amor implica la creencia de que el amor no puede compartirse, pues compartirlo se ve como una pérdida. Puesto que la esperanza de salvación se ubica en una persona especial, si la atención de ésta se desvía a otra parte, lo experimentamos como una amenaza. Compartir este amor especial con alguien más es para nosotros perderlo, por lo que tenemos que protegerlo y vigilarlo celosamente, por temor a que la ganancia de otro se convierta en nuestra pérdida. Esta es la base obvia para el adagio popular: “Dos es compañía; tres es multitud”. Aquí, como siempre, el ego nos dice una cosa cuando quiere decir otra. Por una parte nos insta a un intento absurdo de completarnos en relaciones especiales y de este modo deshacernos de nuestro sentido de escasez y de la creencia en la culpa. Por otra parte, sin embargo, su propósito es esconder la culpa bajo un disfraz de amor, con lo cual está reforzando la misma. Al ubicar fuera de nosotros la solución al problema de culpa, el ego se asegura de que éste jamás se resolverá. Esto está de acuerdo con su dictamen fundamental: “Busca, pero no halles” (T-12.IV.1:4). Nosotros ponemos nuestra fe en ídolos, de cuyos pies de barro todos estamos dolorosamente conscientes. De este modo nos movemos de una relación poco satisfactoria a otra, siempre obtenemos un resultado decepcionante y jamás nos damos cuenta de que el fracaso radica en nosotros mismos. Mientras seguimos ignorando la verdadera motivación del ego, no podemos cuestionar el problema con honradez y así su capacidad ilusoria para darnos un sentido de plenitud propia permanece indisputable.

Hay un aspecto de la relación de amor especial más insidioso aún. Al buscar en los demás únicamente aquellas cualidades especiales que parece que llenan nuestras necesidades especiales, nos incapacitamos para verlos como realmente son. Cómo los vemos está determinado por cómo queremos que sean. Los amamos por lo que pueden hacer por nosotros y por lo que pueden darnos, no por nada inherente en ellos mismos. Al negar así su verdadera Identidad en Dios y al negar el Cristo en ellos, atacamos verdaderamente su realidad y la nuestra. Ellos existen solamente para satisfacer nuestras necesidades y este mal uso del verdadero propósito de las relaciones tiene que llevarnos a aumentar nuestra culpa. Aquí el propósito subyacente del ego de atacar, claramente contradice los dos grandes mandamientos de amor de Jesús. En el sistema de pensamiento del ego éstos se convierten en: “Ataca a tu vecino como te atacas a ti mismo y así atacas a Dios”.

Extracto del libro “Psicología Cristiana en Un Curso de Milagros”, de Kenneth Wapnick, Ph.D., Cap. 1, La dinámica del ego, Págs. 13/22, Copyright© 1994, Foundation for A Course in Miracles®, FACIM, USA.